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miércoles, 7 de marzo de 2012

El abrazo Schiele

Esa mañana me levanté y estaba en una cama que no era la mia, no conocía el lugar en mis primeros intentos por encontrar el interruptor.
Al abrir los ojos escuché un despertador que no era el mio, entonces recordé que dormía fuera de casa, y más tarde comprendí que, no reconocer el lugar donde despiertas es enfrentarse a un día diferente de los demás.

Llegué tarde a clase, cosa nunca vista en mí, pero nadie reparó en el hecho, ninguna mirada se giró y me preguntó, a si que yo sola me autopregunte y respondí...- ¿Cómo es que llegas tarde? Ahh es que dormí fuera y me levanté a desayunar y subí la cuesta... Muy bien querida muy bien

Aquella mañana vi este cuadro, de amor y tortura entre dos amados, de desgarro emocional y no supe bien ese día cómo acabaría...
Después de comer fui a la biblioteca y vi la imagen, y me llenó, el abrazo de Schiele como nunca antes lo había visto.
Más tarde olvidé una promesa, más tarde olvidé mis buenas intenciones, no pude evitar alejarme como un perro apaleado, no pude no sentirme mal conmigo y con el resto, viendo cómo se repetía la misma situación-
Ese desgarro, esa pincelada nerviosa la sentí dentro, al sentirme rechazada, recrimida, señalada, viendo cómo, a pesar de las sonrisas, mantenían cierta distancia conmigo.
Sentía irme sin decir nada, sentía intentar llamar la atención siendo mala, sentí tantas cosas que me vi abrumada por las lágrimas que venían a derramarse en mi mano.

Los cuadros, esos amigos que te definen desde el alma, tendría gran razón Kandinsky