Un día me levanté y decidí que tenía que sacar aquellas ideas locas de mi cabeza.
Era un día cualquiera, un día de verano, porque los dias de verano son largos, y mi sofá demasiado pequeño.
No quería seguir escribiendo en tantas redes sociales, así que saqué mi bolígrafo verde y empecé a escribir...
Sobre mi, sobre ti, sobre lo que no debería ser y es, sobre esos libros, sobre arte.
Tal vez nadie me lea, y que ni siquiera se paren a mirarme, pero sabré que lo hice y comencé a escribir.
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